Descripción
Despertaferro Ediciones.
Historia Moderna
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La guerra de sucesión española fue un conflicto internacional que duró desde 1701 hasta la firma del Tratado de Utrecht en 1713, que tuvo como causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de España, último representante de la Casa de Habsburgo, y que dejó como principal consecuencia la instauración de la Casa de Borbón en el trono de España. En el interior del país, la guerra de Sucesión evolucionó hasta convertirse en una guerra civil entre borbónicos, cuyo principal apoyo lo encontraron en la Corona de Castilla, y austracistas, mayoritarios en la Corona de Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714 con la capitulación de Barcelona y 1715 con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas del rey Felipe V de España
Despertaferro Ediciones.
Historia Moderna
Peso | 0,300 kg |
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Dimensiones | 0,27 × 0,21 × 0,5 cm |
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La formidable armada aprestada en Lisboa por órdenes de Felipe II a principios de 1588 parecía destinada a lograr un triunfo de la magnitud de Lepanto, o al menos eso esperaba la Europa católica. Sosegadas las aguas del Mediterráneo con una tregua con el Imperio otomano que se prolongaría en el tiempo, la atención del Rey Prudente se desvió hacia el Atlántico con la revuelta flamenca y la incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica. Inglaterra desde 1558 tenía una reina protestante, Isabel I. La reina Virgen se dedicó durante años, con ahínco, a complicar la vida de la Monarquía de España primero indirectamente y finalmente abiertamente. El plan fraguado por el monarca hispano buscaba deponer a Isabel y devolver a Inglaterra a un catolicismo del que la sacó Isabel. La ambiciosa y compleja planificación y la masiva movilización de hombres, barcos y recursos de toda Europa, no tuvo el premio deseado. Sin embargo, lejos del fracaso decisivo con el que tradicionalmente se asoció la Gran Armada, fue el inicio de una pugna por el dominio de los océanos que llevaría a España a un desarrollo naval sin precedentes. Y a Inglaterra a un hondo agujero durante décadas…
Muchos historiadores, novelas de fondo histórico y el cine, han descrito normalmente la Historia Naval española como una serie continua de derrotas, cuando no de desastres. Esta es la muy interesada y parcial visión del mundo anglosajón, justamente nuestro tradicional enemigo en los mares, que obviamente, tiende a divulgar sus propios logros y a oscurecer los ajenos. Tan hondo ha calado ese bombardeo, que muchos españoles han llegado a creerlo. Pero esta difundida visión contrasta fuertemente con el rotundo hecho de que fueron los españoles los que crearon el primer imperio oceánico de la Historia, el más grande conocido hasta entonces, y lo mantuvieron en su poder durante cuatro largos siglos. Lo definitivo es que, salvo en muy contadas excepciones, ese imperio se perdió no porque pasara a manos de otras potencias, como sucedió con otros, sino por los deseos de emancipación de sus habitantes. Indudablemente, los españoles debieron vencer en muchas ocasiones en las luchas por mar para que esto fuera así, aunque se haya prácticamente olvidado. Nuestra pretensión es recordar algunas de estas victorias, las más meritorias, significativas y las menos conocidas.
El 8 de noviembre de 1620 se libró en una colina a las afueras de Praga, la Montaña Blanca, una de las batallas mas decisivas de la historia de Europa central. El ejército de los Estados protestantes de Bohemia y Moravia, con el apoyo de tropas alemanas, transilvanas y mercenarios oriundos de toda la Europa protestante, se enfrentó a las fuerzas del Emperador Fernando II, que contaba con el valioso apoyo de Felipe II de España y la liga católica alemana liderada por el duque Maximiliano de Baviera. Un siglo después del inicio de la reforma de Lutero, católicos y protestantes creían que el enfrentamiento definitivo había llegado. Decenios de pequeñas disputas atenuadas por una política de apacigüamiento desembocaron en un estallido dramático de la tensión acumulada cuando, el 23 de mayo de 1618, un grupo de nobles bohemios protestantes arrojó por una ventana de la cancillería de Bohemia a dos representantes de la corona y a su secretario, todos ellos católicos.
Comenzaba así una revuelta que sucumbía, dos años y medio después, a las puertas de Praga. El triunfo imperial en la batalla de Montaña Blanca no sólo restableció plenamente el catolicismo en el reino de Bohemia en todo su esplendor ante el ascenso a Austria comos del desenlace de las guerras Husitas en el siglo XV, sino que a su vez se marcó el inicio del ascenso de Austria como gran potencia en Europa central.
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