Descripción
Capablanca. Dos muertes
Joan Mundet
Páginas: 112 páginas en blanco y negro
Encuadernación: Rústica cosida con solapas
Medidas: 16,8 x 24 cm
ISBN: 978-84-945429-7-8
10,00 €
Segunda entrega de la serie Capablanca que lleva por título Dos muertes, realizada por Joan Mundet, ilustrador también de la serie El capitán Alatriste.
En esta ocasión, Joan Muntada sigue malviviendo en Llacera, un pueblo del interior, en la Cataluña del siglo XVII. El recuerdo de Don Rodrigo, quién había sido su mentor, le acompaña y le ayuda a sobrevivir, hasta que se ve obligado a huir a la ciudad para escapar a un destino funesto a manos de su hermanastro Sebastià.
En Barcelona se le ofrece un mundo desconocido, nuevo, diferente al suyo, peo que sigue siendo un mundo cruel y despiadado. La muerte de un amigo desencadena otra historia trágica y retorcida en la que Joan Muntada se ve envuelto muy a su pesar.
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Capablanca. Dos muertes
Joan Mundet
Páginas: 112 páginas en blanco y negro
Encuadernación: Rústica cosida con solapas
Medidas: 16,8 x 24 cm
ISBN: 978-84-945429-7-8
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La reina Elizabeth, rabiosa por el envío de la Armada que Felipe II había enviado a invadir su reino en el año 1588, quiso vengarse enviando al año siguiente otra armada a las costas españolas. La Historia la llamó LA CONTRAARMADA. La idea era aprovechar la ocasión surgida por el episodio de la Gran Armada y destruir los barcos que estaban siendo reparados en los astilleros del norte: Pasajes, San Sebastián, Santander, Santoña y La Coruña. No solo eso, el plan era tremendamente ambicioso porque tenía tres objetivos, a priori, alcanzables. Pero…
Hollywood miente. Es hora de decirlo a las claras. Las fuerzas de la naturaleza y el inmenso y oscuro mar, más que los piratas o los buques de las naciones con los que se mantenían conflictos, fueron los auténticos enemigos de los barcos cargados de tesoros que cubrían la Carrera de Indias, la extraordinaria ruta marítima que unía los territorios de la Monarquía hispánica a través del océano Atlántico.
El 1493 regresó a la Península la expedición capitaneada por Cristóbal Colón, que anunció el descubrimiento de nuevas islas hacia las Indias. La expansión española en ese nuevo mundo fue rápida. A finales del siglo XVI, transcurridos apenas cien años, las florecientes ciudades de México, Lima y Potosí, a la sombra de ricas minas de metales preciosos, tenían más habitantes que las más grandes de Europa.
Desde 1561 y hasta 1748, para llevar suministros a los colonos y luego llenar las bodegas de plata, oro y ricas mercancías de regreso a España, cruzaron los mares dos flotas anuales. Eran barcos del rey, llenos de riquezas de la Corona y de particulares, por lo que su pérdida era una cuestión de Estado. Lo cierto es que, pese a su número, durante dos siglos y medio, no se perdieron demasiados. Éste es el relato de su épico viaje.
El encuentro de España con América fue un acontecimiento de trascendental importancia, ya que transformó las bases geográficas, revolucionó la alimentación, indujo cambios demográficos sustanciales, y generó un nuevo espacio cultural, la Civilización Hispánica, que se extiende sobre más de quinientos millones de personas. Más allá del mestizaje y de la propagación de la lengua española y del cristianismo, allí se implantaron el sistema de ganado,el intercambio de alimentos, la creación de formas mestizas culturales y urbanísticas que, entre otras cuestiones, dieron como fruto la conformación de una identidad hispana.
La Leyenda Negra ha destacado los casos de abusos, ilegales según las leyes españolas de la época, sobre la población nativa y falseado a propósito la realidad de España en América. Sin rechazar la existencia de abusos puntuales, la postura de España fue la que se deduce de las Leyes de las Indias, que protegieron al indio a ultranza. A largo plazo, esa realidad llevó al mestizaje biológico y cultural, a la mezcla de costumbres, caracteres, principios y valores que conforman el alma de la Civilización Hispánica.
Efectivamente se habla mucho de la leyenda negra de Felipe II. Todo el rato. Pero si esperáis algún argumento en contra de esa leyenda negra en este libro, perded esperanza, no hay ninguno. Son, uno tras otro, todos los estigmas que, de la mano de protestantes, describieron a Felipe II, pero sin explicar en qué faltaban a la verdad. Mas bien al contrario, el lenguaje es tan directo y claro que se podría decir que plasman el parecer del autor apoyado, eso sí, por las convenientes referencias.
Para muestra dos botones… se habla durante 49 lineas (p.194) de la Gran Armada y de todo lo que no se hizo bien. A la Contra Armada inglesa le dedica 5 míseras líneas, pasando por encima el desastre de planificación y organización y la debacle que supuso, en todo los ámbitos, para Inglaterra. Que acabó a la postre perdiendo la guerra (hecho que minimiza y esconde haciéndolo irrelevante) ¿A qué fin ese desequilibrio cuando el autor lo tiene tan a mano?. El segundo, el conflicto en los Países Bajos, en el que sigue punto por punto el relato negrolegendario sin detenerse en ningún momento a ponerlo en duda, más bien al contrario.
Recomendado para
Aquellos que quieran conocer, sin filtro, el argumentario negrolegendario.
El Veedor
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