“Carlos V y la Liga Esmacalda”, Desperta Ferro

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La Liga de Esmalcalda fue una unión de príncipes protestantes del Sacro Imperio Romano Germánico que se creó en el siglo XVI para defender sus territorios y luchar contra el Emperador y rey Carlos V, defensor del catolicismo frente a la Reforma luterana. Toma su nombre de una ciudad alemana.

Este es “el comienzo” para entender otras guerras posteriores y muy cercanas geográficamente. La solución a medias de este conflicto conllevó, por una u otra vía, que se reprodujeran otros derivados de éste con más virulencia si cabe.

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Título: Carlos V y la Liga Esmacalda.
Autor: Despertaferro Ediciones. Historia Moderna

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El Gran Capitán
“El Gran Capitán”

GOL y Juan Luis Rincón.

Gonzalo Fernández de Córdoba es uno de los generales de mayor transcendencia en la historia del arte de la guerra. Vivió en pleno Renacimiento y supo captar como nadie los cambios que la pólvora imponía en las tácticas y estrategias militares.
Los tercios españoles bajo su mando, armados con espingardas y arcabuces, rompieron inmisericordes las cargas de caballería pesada que, hasta ese momento, habían reinado en los campos de batalla europeos. Al frente de un reducido ejército batió a los franceses en Italia y conquistó para su señor el reino de Nápoles y para él la honra inmortal y el título de Gran Capitán.
Gonzalo era amante del lujo y de la ostentación en el vestir, pero también sabía soportar las asperezas y miserias del campo de batalla. Compartía con sus hombres el hambre, el frío y la enfermedad, sin escudarse jamás en su posición de general para evitar las incomodidades y los sufrimientos. Supo ganarse el respeto y la fidelidad de sus soldados, capaces de renunciar a su paga solo por el honor de poder servir bajo sus órdenes.
Muchos jerarcas europeos le cortejaron con sustanciosas ofertas para que mandase sus ejércitos, pero Gonzalo era hombre de una sola palabra. Triunfó en la vida y, al igual que muchos antes y después de él, tuvo que pagar el precio del poder

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“La Guerra de Flandes”, Desperta Ferro Ediciones
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Título: La Guerra de Flandes
Autor: Despertaferro Ediciones. Historia Moderna

¿Por qué comprarla? Con sólo 100 páginas podrás adquirir las nociones mas importante sobre un conflicto que cambió la Historia del mundo, que empezó con una revuelta y se convirtió en una Guerra a escala mundial, que se alargó durante más 80 años. Gráficos, dibujos y esquemas de bella factura te ayudarán a hacerte una idea más precisa de cómo se afrontaba una batalla o cómo se habría y se mantenía el corredor militar más importante de todos los tiempos que conectaba todos los territorios de la monarquía hispánica.

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La conquista del Perú
La conquista del Perú
La conquista del Perú

Tras años de arduas exploraciones y con el beneplácito de Carlos I, Francisco Pizarro y Diego de Almagro, dos veteranos conquistadores, emprendieron la conquista del Perú, la invasión del más extenso, poderoso y rico imperio precolombino, el de los incas, una sociedad compleja de grandes constructores que todavía unos años atrás se encontraba en fase expansiva, pero que, en vísperas de la conquista, se hallaba sumida en una guerra intestina entre dos hijos del último emperador, o inca, previo al contacto con los españoles, Atahualpa y Huáscar.

No fue tanto la superioridad de las armas europeas como la crisis que vivía el Imperio inca lo que propició que un puñado de aventureros, muchos de ellos sin experiencia en conflictos fuera de las Indias, doblegasen a un Estado capaz de movilizar a decenas de miles de guerreros. A pesar de todo, la sorprendente victoria hispánica en Cajamarca (16 de noviembre de 1532), que se saldó con la captura de Atahualpa, fue solo el primer episodio de la conquista del Perú.

Los incas estuvieron a punto de exterminar a los conquistadores en 1536, cuando se rebelaron bajo el liderazgo de Manco Inca, hermano de Atahualpa y de Huáscar. La amenaza del inca, atrincherado en Vilcabamba tras el fracaso de su asedio sobre Cuzco, no fue óbice para que Pizarro y Almagro se enzarzasen en una agria disputa por el botín que marcaría el inicio de una década de guerras civiles, primero entre los conquistadores y luego entre estos y los leales a la Corona, que se cobrarían la vida de sus principales protagonistas. La autoridad real no quedaría afianzada hasta el gobierno del virrey Francisco de Toledo (1569-1581), que establecería definitivamente la arquitectura organizativa del virreinato.

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Blas de Lezo y Cartagena de Indias
Blas de Lezo y Cartagena de Indias
Blas de Lezo y Cartagena de Indias

Cartagena de Indias, primera escala de la ruta de la Flota de Indias y principal puerto del virreinato de Nueva Granada, fue siempre un objetivo codiciado por piratas y corsarios. Desde finales del siglo XVII, sin embargo, fueron las armadas enemigas de la Corona española quienes pusieron sus miras en la ciudad. El ataque británico de 1741 fue la mayor amenaza que afrontó la ciudad. Con una opinión pública enfervorizada por el espíritu mercantilista y deseosa de poner fin al monopolio español en América, el gobierno de Horace Walpole envió contra Cartagena la mayor expedición anfibia organizada hasta entonces por Gran Bretaña.

Vernon, un oficial curtido, pero con intereses políticos en juego, tenía frente a sí un verdadero desafío geográfico y climático. Además de los defensores, capitaneados por hombres no menos duchos en su oficio como Blas de Lezo y Sebastián de Eslava –dos fuertes personalidades en pugna–, la difícil orografía de la bahía cartagenera y las enfermedades tropicales que proliferaban en el ambiente jugarían en contra de los británicos. Walpole estaba en lo cierto cuando afirmó que los mismos que festejaban la declaración de guerra a España se vestirían de luto poco después. La batalla de Cartagena de Indias llevó la guerra al continente americano a una escala nunca vista hasta entonces, y su categórico desenlace puso fin de forma definitiva a las ansias expansionistas de Gran Bretaña en la América hispana.

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