Descripción
Catalejo
Elemento decorativo
Medidas: Alto:42.80 x Largo:5.50 x Ancho:5.50 cm.
Peso: 0.88 Kgs
46,50 €
Reproducción de un catalejo de 4 tubos de metal envejecido y recubierto, en el tubo exterior, en cuero al uso de la época. El catalejo es un instrumento característico de la navegación que inició su andadura durante el siglo XVI, convirtiéndose en imprescindible rápidamente.
Se entrega en caja de “madera real” (obtenida del palisandro).
Catalejo
Elemento decorativo
Medidas: Alto:42.80 x Largo:5.50 x Ancho:5.50 cm.
Peso: 0.88 Kgs
Peso | 0,88 kg |
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Dimensiones | 42,80 × 5,5 × 5,5 cm |
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En gran parte desconocida por los propios españoles, la gesta de la exploración, conquista y defensa que llevó a cabo España en lo que hoy son los Estados Unidos de América supone un acontecimiento histórico capital.
Durante trescientos años, soldados, navegantes, misioneros, colonos y descubridores al servicio de España plantaron sus banderas en fuertes, poblados, misiones y ciudades repartidos por toda América del Norte, que recibía el nombre de Nueva España (desde el México actual hasta la frontera canadiense y Alaska).
Españoles fueron los primeros europeos que avistaron el Cañón del Colorado, cruzaron el río Misisipí, atravesaron las llanuras de Kansas, se internaron en los desiertos de Nevada o fundaron ciudades como Los Ángeles, Santa Fe o San Francisco. Mucho, mucho antes de que Estados Unidos existiera como nación, España había conquistado ya el “Far West” (que era lejano y era salvaje, pero bastante menos cuando llegaron los estadounidenses) y combatido o pactado con las principales tribus indias que luego el cine de Hollywood haría famosas.
Desde Florida a California las enseñas hispanas ondearon sobre un enorme territorio que fue defendido con escasísimos recursos pero con una voluntad forjada por la Historia y la voluntad de permanencia.
Este libro incluye por primera vez la lista de todos los fuertes, puestos fortificados, misiones y presidios españoles en lo que ahora es Estados Unidos y Canadá. Con amenidad y rigor documental, presenta también una panorámica completa de los esfuerzos políticos y militares, y de los personajes que contribuyeron a fijar la historia apasionante, violenta en ocasiones y casi siempre heroica, de unos hechos que merecen ser rescatados del olvido y formar parte de la memoria colectiva de hispanoamérica.
Primer libro de la serie Capablanca de Joan Mundet, un cómic que nos narra los orígenes y las aventuras de este bandolero.
En la Cataluña de 1600 Joan Muntada un muchacho, malvive en Llacera, un pueblo del interior. En su vida se cruzan familiares, amigos y conocidos, el secretario Gaspar, Jerónima, Sebastià, Janot… que conformarán sus primeras experiencias en la vida. La llegada de don Rodrigo de Ucero le aporta un grado de libertad y conocimiento desconocido para el muchacho, sin embargo, no todo es como parece. La muerte de una mujer desencadena una historia trágica y retorcida en la que Joan Muntada se convierte en el protagonista involutario de esta entrega.
En el siglo XVI, sólo dos países en el mundo, Portugal y España, eran capaces de navegar hasta Asia. El primero debía hacerlo a través de su ruta, la africana. Siempre hacia el este. España, por el contrario, estaba obligada a emprender el viaje a través de América. Siempre hacia el oeste. Eso implicaba atravesar el peligrosísimo océano Pacífico. A los españoles, en ese inmenso océano Pacífico, los vientos y las corrientes los devolvían a Asia y los barcos no lograban concluir con éxito su periplo. ¡Imposible retornar a la América española! Ese viaje de vuelta, llamado el tornaviaje, suponía la asignatura pendiente de la navegación española. Entonces, Felipe II, harto de no poder comerciar de manera segura con Asia, decide encargar a Andrés de Urdaneta que halle la ruta del tornaviaje. Y la historia, de pronto, cambia.
Los seres humanos, desde tiempos remotos, se han abierto paso por la Historia espada en mano. La espada proporcionó poder y fue símbolo de poder.
Seguramente no resulta exagerado decir que todos los pueblos del mundo han utilizado espadas o armas blancas similares. Hay muchas clases de ellas, de diferentes formas, materiales y estilos, tanto en la realidad (fruto de diversos métodos de forja) como en la ficción (fruto de diversos modos de imaginación), y de todo ello se da buena cuenta en estas páginas.
Este utensilio/arma, de origen prehistórico, no ha pasado de moda —si bien su uso e importancia no han sido siempre igual— y mantiene su enorme potencia simbólica, tanto de poder económico o social como de otros diversos valores (valentía, fuerza, lealtad, honor…). Son tantas las espadas famosas por sus acciones, reales o legendarias, que el concepto espada está incardinado en el imaginario colec¬tivo como una presencia de extraordinaria fuerza, como algo má¬gico. La espada (falcata, gladius, Excálibur, Durandal, flamígera, jineta, morisca, Colada, Tizona, montante, estoque, sable, cimitarra, katana, Ropera de taza, de lazo o de cazoleta…) es historia, mito, poder, símbolo.
Y entre todas las espadas de acero, una de las más famosas y más prestigiadas fue la toledana, que alcanzó sus momentos de mayor éxito en las edades Media y Moderna.
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