Descripción
Lámina Genealogía de la Monarquía de España – Borbones
Autor: Vicente A. Barrios de la Lastra
papel: Alta calidad de 250 g/m²
Tamaño: 77×46 cm
30,00 €
Genealogía Borbones
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Lámina Genealogía de la Monarquía de España – Borbones
Autor: Vicente A. Barrios de la Lastra
papel: Alta calidad de 250 g/m²
Tamaño: 77×46 cm
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La lámina “Herencia Trastámara” es la imagen misma de aquel sueño que tuvieron allá a finales del siglo XV, Isabel y Fernando.
Tras duros siglos de luchas, culmina la Reconquista y con su matrimonio, Isabel y Fernando, consuman la estrecha vinculación de Castilla y Aragón, a la que se uniría más adelante Portugal, para dar forma a aquel anhelo de siglos, llamado Hispania. Aquel susurro en Covadonga, ya era un rugido que resonaba en toda Europa. Aquella era una España inabarcable que desbordaría sus propios confines, para duplicarse casi hasta el infinito, en una de las mayores epopeyas de la Historia de la Humanidad.
El real de a 8, “peso de ocho” o “dólar español”. El Real Español fue la primera moneda de reserva que durante casi cuatro siglos fue referencia obligada en el comercio mundial. Desde su creación por la monarquía católica con la reforma monetaria de 1497, sirvió de base monetaria al comercio internacional. Se difundió por todo el mundo y fue empleada como moneda de curso válido, siendo muy apreciada en todos los grandes mercados de Europa, América y el extremo oriente debido a la fineza de su contenido en plata. Además de ser la primera moneda de curso legal en los EE.UU. hasta 1857. El real de a 8 nos habla de las repercusiones económica de aquel primer imperio global.
por otra parte el año de 1625 fue especialmente prolífico. Tanto fue así que se le nombró de una manera muy particular: “Annus mirabilis”. Os animamos a investigar por qué.
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Jordi Bru es un excelente fotógrafo que retrata momentos de recreaciones históricas con un estilo único, que las hace parecer tomadas en el momento histórico en el que realmente tuvieron lugar. Su trabajo enamora tanto a los aficionados a la recreación como a aquellos que disfrutan del arte de la fotografía.
En esta ocasión refleja un momento del asedio de Groenlo, que tuvo lugar en 1627. Durante este asedio las tropas de la Monarquía Hispánica fueron puestas a prueba y, aunque la plaza se acabó perdiendo, cayó tras una increíble resistencia.
Como podéis observar la tensión se palpa. Los soldados españoles están expectantes, varios de ellos están impacientes por entrar en combate, otros esperan pacientemente. Las texturas se pueden palpar, el aire, cargado, puede respirarse.
Una obra de arte en la que se detiene el tiempo.
Tamaño, incluido el paspartú 51×33 cm. Otras medidas, consultar latiendadelostercios@gmail.com
La batalla de Pavía es el símbolo del fin de un forma de hacer la guerra y también de una época. La mañana del 24 de febrero de 1525, en el extenso parque ubicado al norte de la ciudad –antiguo coto de caza de los duques de Milán–, la caballería pesada francesa, la mejor fuerza militar de Europa, fue masacrada en pocos minutos por infantes españoles equipados con arcabuces. El arma de fuego, que tres años atrás, en Bicoca, ya había sentenciado a las pesadas falanges suizas, demostraba de nuevo su primacía. Se inauguraba el reinado de lo que, pocos años más tarde, sería bautizado como Tercio. En paralelo, el apresamiento en el campo de batalla de Francisco I de Francia marcó un nuevo hito en el duelo que libraba éste con el Carlos I de España.
Si bien la batalla Pavía no supuso el fin de la Guerra de los 4 reyes (Francisco I y Carlos I, primero, y Enrique II y Felipe II, después), sí que dejó el Ducado de Milán bajo la corona española de forma definitiva. La Monarquía de España añadía la otra joya, junto con los Países Bajos, a su corona. Su dos territorios más preciados.
Fue el guerrero más noble, más generoso y más puro que haya pisado la tierra. Sus enemigos lo honraron y alabaron con el sobrenombre de Grande, que muy pocos han merecido en la historia. Nació y se crió entre soldados, y la primera vez que aparece en la historia peleaba espada en mano para defender el honor y las vidas de unos judíos conversos. Quiso ser monje, pero el abad lo rechazó porque no era ese su destino. Fue adalid de la frontera y capitán de lanzas en la guerra de Granada. Mandaba y combatía a pie y a caballo, y siempre protegió a sus hombres. Escaló el primero una muralla y estuvo peleando agarrado a una almena. Su buen hacer atrajo la atención de los Reyes que después llevaron nombre de Católicos, que le brindaron su amistad y confianza. El rey Fernando le dio el mando de un cuerpo expedicionario muy pequeño, el primero que salía de España en muchos años, y con él expulsó a los franceses del reino de Nápoles. Vino una paz ficticia, los franceses volvieron a invadir el rearme y Gonzalo volvió a echarlos. Fue amigo de sus amigos, y de sus enemigos; fiel a sus hombres, fiel a sus hombres, a su esposa y a sus reyes. Exhortó al Papa a que llevara una vida ordenada. Regaló un reino a su rey. Por lealtad a su rey renunció a ser rey, y por no servir a otra bandera rehusó las ofertas de Génova, Venecia, del Emperador y del Papa, que lo querían para mandar sus ejércitos. Fue un guerrero elfo y un general excelente. Fue el Gran Capitán.
Presencia histórica española en Norteamérica. Territorios reclamados, puntos de interés y expediciones en los territorios de los modernos Estados Unidos, Canadá y México. También se muestran las principales características de la América Central española y el Caribe español. Se muestran los reclamos y la actividad portuguesa y vasca en el Nordeste, ya que en algún momento fueron incluidos en la estructura política e imperial de la Monarquía de España.
La Liga de Esmalcalda fue una unión de príncipes protestantes del Sacro Imperio Romano Germánico que se creó en el siglo XVI para defender sus territorios y luchar contra el Emperador y rey Carlos V, defensor del catolicismo frente a la Reforma luterana. Toma su nombre de una ciudad alemana.
Este es “el comienzo” para entender otras guerras posteriores y muy cercanas geográficamente. La solución a medias de este conflicto conllevó, por una u otra vía, que se reprodujeran otros derivados de éste con más virulencia si cabe.
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Lámina Tríptico Imperial Autor: Vicente A. Barrios de la Lastra Medidas: 97 cm x 62cm Esta lámina es un armorial que representa los reinos, estados y señorios bajo el dominio de los Habsburgo. Inspirada en los sobresalientes trípticos de Jan van Battel, pintor de Malinas, … Leer más
Título: El Gran Capitán
Autor: Despertaferro Ediciones. Historia Moderna
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En 1441 Alfonso el Magnánimo, tras una larga lucha contra los partidarios de la dinastía de Anjou, conquistó Nápoles; a partir de ese momento el reino napolitano sufrió una metamorfosis y pasó a convertirse en una de las potencias de la península itálica. Sin embargo, ese tiempo de bonanza duró poco tiempo. El tablero político italiano del Renacimiento era extremadamente cruel y las alianzas prontamente se olvidaban para dar paso al enfrentamiento. A la llegada de don Gonzalo Fernández de Córdoba, además un peligro externo se había cernido sobre toda Italia. Cartografía de Carlos de la Rocha. En la imagen, mapa de la península itálica en 1494.
Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado desde su primera campaña en Italia el Gran Capitán, nació en Montilla en 1453, en el seno de una familia afincada en tierras de La Bética generaciones atrás. Entró a servir en la Casa Real muy joven, pero la mala fortuna le llevó a tener que abandonarla. Sin embargo, las enseñanzas que había aprendido y las nuevas oportunidades que le brindó la Guerra de Granada (1482-1492), además de un parentesco fortuito pero muy provechoso, le permitieron avanzar en la escala social y codearse con los Reyes Católicos y con Boabdil, último rey nazarí. En la imagen, Retrato del Gran Capitán.
Las innovaciones militares que puso en práctica don Gonzalo Fernández de Córdoba durante los primeros compases de las campañas de Italia representaron la última evolución del arte de la guerra durante el siglo XV. A partir de ese momento, tanto sus actores como sus formas y medios cambiaron por completo y para siempre. Gracias al Gran Capitán, el mundo contemplaría el nacimiento de la estrategia y la táctica modernas, en las que los infantes españoles hicieron un uso cada vez más extendido de las armas de fuego. Ilustración de José Luis García Morán. En la imagen, Panoplia de un infante español de principios del siglo XVI.
Cuando el rey Carlos VIII de Francia firmó el tratado de Barcelona con Fernando el Católico, creyó que así tendría garantizada la paz con Aragón. Poco se imaginaba que su intento de apoderarse de Nápoles iba a iniciar el largo conflicto de las guerras de Italia (1494-1559), que dirimirían el devenir de la lucha por la hegemonía europea por más de dos siglos. La primera campaña empezó con una derrota para don Gonzalo, la única de su carrera, pero, gracias a sus habilidades, tesón y conocimientos militares, logró cambiar por completo la dirección de la contienda. Cartografía de Carlos de la Rocha. En la imagen, mapa de la primera campaña de Italia.
La segunda campaña empezó a consecuencia de las dificultades que se dieron en el reparto del Reino de Nápoles entre Luis XII de Francia y Fernando el Católico, que en muy poco tiempo llevaron a la guerra abierta entre ambas potencias. Durante estas operaciones, el Gran Capitán volvió a poner de manifiesto su facilidad para explotar los medios que tenía a mano y, así, obtener la victoria. El maestro de la estrategia concentró gradualmente sus tropas y, cuando consideró que estaba preparado para la batalla, hizo que el ejército francés se situase donde él quería y atacase. Cartografía de Carlos de la Rocha. Ilustración de ªRU-MOR. En la imagen, El desafío de Barletta.
Don Gonzalo Fernández de Córdoba, tras la victoria en Ceriñola, obtenida con un ejército muy inferior en número pero actuando con principios y procedimientos más propios de décadas futuras, llevó a cabo en el Garellano una larga campaña en la que proyectó todo su genio militar. Jugando otra vez magistralmente con los tempos, la concentración de recursos y la maniobra, volvió a sorprender a propios y extraños en su última acción en Italia. Cartografía de Carlos de la Rocha. Ilustración de Ganbat Badamkhand. En la imagen, mapa de la batalla de Garellano.
El enfrentamiento entre el Gran Capitán y Fernando el Católico, propiciado por la liberalidad del primero para con sus soldados, llegó a su punto álgido cuando ambos personajes se encontraron frente a frente en Nápoles a finales de 1506. De los dimes y diretes durante la entrevista nació el mito de las cuentas del Gran Capitán, mediante las cuales el general español ridiculizó la petición regia de hacerle justificar sus gastos militares. Sin embargo, como en toda leyenda, la tradición tiene algo de verdad. En la imagen, El Gran Capitán recorriendo el campo de la batalla de Ceriñola.
Tras la retirada desde Gettysburg, fueron pocos los confederados que atribuyeron la derrota táctica y las elevadas bajas sufridas a las proezas combativas del ejército unionista del Potomac, y muchos oficiales y hombres culparon de lo sucedido a sus altos mandos. Ni el propio Robert E. Lee se libró de las críticas y, aunque hubo acusaciones para cada uno de los jefes de cuerpo –James Longstreet, Richard S. Ewell y Ambrose Powell Hill–, gran parte de las condenas iniciales recayeron sobre el comandante de la caballería, el general James Ewell Brown “JEB” Stuart. De hecho, es muy probable que la censura contra este fuera la más extendida. Cartografía de David Sancho Bello. Ilustración de Don Troiani. En la imagen, JEB Stuart a caballo.
En los últimos días de 1491, la Guerra de Granada llega a su fin. Tras casi 10 años de batallas sin tregua, se conquistaría, por fin, el último de los reinos árabes en la Península Ibérica. En el interior de la ciudad de Granada, el Sultán Boabdil “el Chico” negocia, en secreto, la capitulación del reino Nazarí, cuyo anuncio hará que su propio pueblo se levante en armas contra él e intente sabotear las negociaciones. Descubre como se conocieron Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán, y el último rey de Al-Andalus, y qué papel jugó su amistad en el final de la Reconquista. Disfruta de uno de los hechos más relevante ocurrido en un año que cambió la Historia del mundo.
La lámina “Herencia Trastámara” es la imagen misma de aquel sueño que tuvieron allá a finales del siglo XV, Isabel y Fernando.
Tras duros siglos de luchas, culmina la Reconquista y con su matrimonio, Isabel y Fernando, consuman la estrecha vinculación de Castilla y Aragón, a la que se uniría más adelante Portugal, para dar forma a aquel anhelo de siglos, llamado Hispania. Aquel susurro en Covadonga, ya era un rugido que resonaba en toda Europa. Aquella era una España inabarcable que desbordaría sus propios confines, para duplicarse casi hasta el infinito, en una de las mayores epopeyas de la Historia de la Humanidad.
Fue el guerrero más noble, más generoso y más puro que haya pisado la tierra. Sus enemigos lo honraron y alabaron con el sobrenombre de Grande, que muy pocos han merecido en la historia. Nació y se crió entre soldados, y la primera vez que aparece en la historia peleaba espada en mano para defender el honor y las vidas de unos judíos conversos. Quiso ser monje, pero el abad lo rechazó porque no era ese su destino. Fue adalid de la frontera y capitán de lanzas en la guerra de Granada. Mandaba y combatía a pie y a caballo, y siempre protegió a sus hombres. Escaló el primero una muralla y estuvo peleando agarrado a una almena. Su buen hacer atrajo la atención de los Reyes que después llevaron nombre de Católicos, que le brindaron su amistad y confianza. El rey Fernando le dio el mando de un cuerpo expedicionario muy pequeño, el primero que salía de España en muchos años, y con él expulsó a los franceses del reino de Nápoles. Vino una paz ficticia, los franceses volvieron a invadir el rearme y Gonzalo volvió a echarlos. Fue amigo de sus amigos, y de sus enemigos; fiel a sus hombres, fiel a sus hombres, a su esposa y a sus reyes. Exhortó al Papa a que llevara una vida ordenada. Regaló un reino a su rey. Por lealtad a su rey renunció a ser rey, y por no servir a otra bandera rehusó las ofertas de Génova, Venecia, del Emperador y del Papa, que lo querían para mandar sus ejércitos. Fue un guerrero elfo y un general excelente. Fue el Gran Capitán.
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