Descripción
Evolución de las Armas Hispánicas I
Autor: Vicente A. Barrios de la Lastra
papel: Alta calidad de 250 g/m²
Tamaño: 75 cm x 31 cm
24,00 €
La lámina “Evolución de las Armas Hispánicas I” es un recorrido histórico de la mano de la heráldica de la historia hispana.
En esta primera lámina partimos de la antigua provincia romana de Hispania y su sucesor el Reino Visigodo de Toledo. Vemos que tras desmoronarse este, sobrevive en su último reducto el Reino de Asturias en los montes cántabros y resurge en la Marca Hispánica en el Pirineo a la sombra de Carlo Magno. De estas dos realidades nacerían los futuros reinos hispanos medievales. A través de esta lámina os invitamos a realizar un recorrido visual por la conformación de la Hispanidad; la Reconquista, la expansión Mediterránea aragonesa, la unión dinástica de Aragón y Castilla, el descubrimiento de América, para acabar en la unión Ibérica con Portugal.
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Evolución de las Armas Hispánicas I
Autor: Vicente A. Barrios de la Lastra
papel: Alta calidad de 250 g/m²
Tamaño: 75 cm x 31 cm
Dimensiones | 75 × 31 cm |
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Título: El Gran Capitán
Autor: Despertaferro Ediciones. Historia Moderna
Con los siguientes artículos
En 1441 Alfonso el Magnánimo, tras una larga lucha contra los partidarios de la dinastía de Anjou, conquistó Nápoles; a partir de ese momento el reino napolitano sufrió una metamorfosis y pasó a convertirse en una de las potencias de la península itálica. Sin embargo, ese tiempo de bonanza duró poco tiempo. El tablero político italiano del Renacimiento era extremadamente cruel y las alianzas prontamente se olvidaban para dar paso al enfrentamiento. A la llegada de don Gonzalo Fernández de Córdoba, además un peligro externo se había cernido sobre toda Italia. Cartografía de Carlos de la Rocha. En la imagen, mapa de la península itálica en 1494.
Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado desde su primera campaña en Italia el Gran Capitán, nació en Montilla en 1453, en el seno de una familia afincada en tierras de La Bética generaciones atrás. Entró a servir en la Casa Real muy joven, pero la mala fortuna le llevó a tener que abandonarla. Sin embargo, las enseñanzas que había aprendido y las nuevas oportunidades que le brindó la Guerra de Granada (1482-1492), además de un parentesco fortuito pero muy provechoso, le permitieron avanzar en la escala social y codearse con los Reyes Católicos y con Boabdil, último rey nazarí. En la imagen, Retrato del Gran Capitán.
Las innovaciones militares que puso en práctica don Gonzalo Fernández de Córdoba durante los primeros compases de las campañas de Italia representaron la última evolución del arte de la guerra durante el siglo XV. A partir de ese momento, tanto sus actores como sus formas y medios cambiaron por completo y para siempre. Gracias al Gran Capitán, el mundo contemplaría el nacimiento de la estrategia y la táctica modernas, en las que los infantes españoles hicieron un uso cada vez más extendido de las armas de fuego. Ilustración de José Luis García Morán. En la imagen, Panoplia de un infante español de principios del siglo XVI.
Cuando el rey Carlos VIII de Francia firmó el tratado de Barcelona con Fernando el Católico, creyó que así tendría garantizada la paz con Aragón. Poco se imaginaba que su intento de apoderarse de Nápoles iba a iniciar el largo conflicto de las guerras de Italia (1494-1559), que dirimirían el devenir de la lucha por la hegemonía europea por más de dos siglos. La primera campaña empezó con una derrota para don Gonzalo, la única de su carrera, pero, gracias a sus habilidades, tesón y conocimientos militares, logró cambiar por completo la dirección de la contienda. Cartografía de Carlos de la Rocha. En la imagen, mapa de la primera campaña de Italia.
La segunda campaña empezó a consecuencia de las dificultades que se dieron en el reparto del Reino de Nápoles entre Luis XII de Francia y Fernando el Católico, que en muy poco tiempo llevaron a la guerra abierta entre ambas potencias. Durante estas operaciones, el Gran Capitán volvió a poner de manifiesto su facilidad para explotar los medios que tenía a mano y, así, obtener la victoria. El maestro de la estrategia concentró gradualmente sus tropas y, cuando consideró que estaba preparado para la batalla, hizo que el ejército francés se situase donde él quería y atacase. Cartografía de Carlos de la Rocha. Ilustración de ªRU-MOR. En la imagen, El desafío de Barletta.
Don Gonzalo Fernández de Córdoba, tras la victoria en Ceriñola, obtenida con un ejército muy inferior en número pero actuando con principios y procedimientos más propios de décadas futuras, llevó a cabo en el Garellano una larga campaña en la que proyectó todo su genio militar. Jugando otra vez magistralmente con los tempos, la concentración de recursos y la maniobra, volvió a sorprender a propios y extraños en su última acción en Italia. Cartografía de Carlos de la Rocha. Ilustración de Ganbat Badamkhand. En la imagen, mapa de la batalla de Garellano.
El enfrentamiento entre el Gran Capitán y Fernando el Católico, propiciado por la liberalidad del primero para con sus soldados, llegó a su punto álgido cuando ambos personajes se encontraron frente a frente en Nápoles a finales de 1506. De los dimes y diretes durante la entrevista nació el mito de las cuentas del Gran Capitán, mediante las cuales el general español ridiculizó la petición regia de hacerle justificar sus gastos militares. Sin embargo, como en toda leyenda, la tradición tiene algo de verdad. En la imagen, El Gran Capitán recorriendo el campo de la batalla de Ceriñola.
Tras la retirada desde Gettysburg, fueron pocos los confederados que atribuyeron la derrota táctica y las elevadas bajas sufridas a las proezas combativas del ejército unionista del Potomac, y muchos oficiales y hombres culparon de lo sucedido a sus altos mandos. Ni el propio Robert E. Lee se libró de las críticas y, aunque hubo acusaciones para cada uno de los jefes de cuerpo –James Longstreet, Richard S. Ewell y Ambrose Powell Hill–, gran parte de las condenas iniciales recayeron sobre el comandante de la caballería, el general James Ewell Brown “JEB” Stuart. De hecho, es muy probable que la censura contra este fuera la más extendida. Cartografía de David Sancho Bello. Ilustración de Don Troiani. En la imagen, JEB Stuart a caballo.
Con él empezó todo. Don Gonzalo Fernández de Córdoba (1453-1515) consiguió numerosos triunfos y condecoraciones sirviendo a los Reyes Católicos como Capitán General de los Reales Ejércitos de Castilla y Aragón, Capitán General de la compañía expedicionaria al Nápoles y Lugarteniente General de Apulia y Calabria. Su mando fue determinante en la Guerra de Granada, en las Guerras de Italia en la Guerra Turco-veneciana. Su manera de entender el arte de la guerra llevaría a las reformas necesarias en el ejército que propiciarían la creación de los Tercios.
Con este currículum, ¿cómo va a faltar entre tus favoritos viniendo como viene, además, a caballo?
Plazo de entrega: entre 7 y 10 días
Desperta Ferro Ediciones reedita este clásico imprescindible e imperecedero que plantea un recorrido por la historia de los tTrcios, célebres soldados de infantería de la Monarquía Hispánica, desde sus orígenes y nacimiento en los albores de la modernidad hasta su injustificada transformación con el cambio dinástico a comienzos del siglo XVIII, por su organización, armamento y tácticas, por la vida cotidiana, el espíritu de cuerpo y la disciplina y, por supuesto, por su experiencia de combate ya en los mortíferos campos de batalla, ya en las penosas trincheras de asedio, ya en los traicioneros puentes de las armadas. Y lo hace imprimiendo su sello de marca, dotando a “De Pavía a Rocroi. Los tercios españoles” de vívidas imágenes y detallada cartografía histórica ausentes en la edición original.
Los tercios españoles, de Julio Albi de la Cuesta,fue una obra que recuperó del olvido a “aquellos hombres que fueron tan famosos y temidos en el mundo, los que avasallaron príncipes, los que dominaron naciones, los que conquistaron provincias, los que dieron ley a la mayor parte de Europa”. Ahora Desperta Ferro la reedita porque hay cosas que sencillamente no se deben olvidar.
El 24 de Febrero de 1525 se libró una batalla en las que las fuerzas hispanogermanas de Carlos V y las francesas de Francisco I se enfrentaron en la ciudad italiana de Pavía.
La batalla de Pavía es el símbolo del fin de un forma de hacer la guerra y también de una época. La mañana del 24 de febrero de 1525, en el extenso parque ubicado al norte de la ciudad –antiguo coto de caza de los duques de Milán–, la caballería pesada francesa, la mejor fuerza militar de Europa, fue masacrada en pocos minutos por infantes españoles equipados con arcabuces. El arma de fuego, que tres años atrás, en Bicoca, ya había sentenciado a las pesadas falanges suizas, demostraba de nuevo su primacía. Se inauguraba el reinado de lo que, pocos años más tarde, sería bautizado como Tercio. En paralelo, el apresamiento en el campo de batalla de Francisco I de Francia marcó un nuevo hito en el duelo que libraba éste con el Carlos I de España.
Si bien la batalla Pavía no supuso el fin de la Guerra de los 4 reyes (Francisco I y Carlos I, primero, y Enrique II y Felipe II, después), sí que dejó el Ducado de Milán bajo la corona española de forma definitiva. La Monarquía de España añadía la otra joya, junto con los Países Bajos, a su corona. Su dos territorios más preciados.
Mapa de Reinos Peninsulares Vicente A. Barrios de la Lastra Medidas: 43,5 cm x 32 cm Con el comienzo de la Reconquista se constituyen los distintos reinos cristianos: El reino de Asturias (718), el “reino madre”, que conserva la legitimidad visigoda y que pasa a denominarse … Leer más
Lámina Tríptico Imperial Autor: Vicente A. Barrios de la Lastra Medidas: 97 cm x 62cm Esta lámina es un armorial que representa los reinos, estados y señorios bajo el dominio de los Habsburgo. Inspirada en los sobresalientes trípticos de Jan van Battel, pintor de Malinas, … Leer más
Tamaño, incluido el paspartú 55×33 cm. Otras medidas, consultar latiendadelostercios@gmail.com
Fue el guerrero más noble, más generoso y más puro que haya pisado la tierra. Sus enemigos lo honraron y alabaron con el sobrenombre de Grande, que muy pocos han merecido en la historia. Nació y se crió entre soldados, y la primera vez que aparece en la historia peleaba espada en mano para defender el honor y las vidas de unos judíos conversos. Quiso ser monje, pero el abad lo rechazó porque no era ese su destino. Fue adalid de la frontera y capitán de lanzas en la guerra de Granada. Mandaba y combatía a pie y a caballo, y siempre protegió a sus hombres. Escaló el primero una muralla y estuvo peleando agarrado a una almena. Su buen hacer atrajo la atención de los Reyes que después llevaron nombre de Católicos, que le brindaron su amistad y confianza. El rey Fernando le dio el mando de un cuerpo expedicionario muy pequeño, el primero que salía de España en muchos años, y con él expulsó a los franceses del reino de Nápoles. Vino una paz ficticia, los franceses volvieron a invadir el rearme y Gonzalo volvió a echarlos. Fue amigo de sus amigos, y de sus enemigos; fiel a sus hombres, fiel a sus hombres, a su esposa y a sus reyes. Exhortó al Papa a que llevara una vida ordenada. Regaló un reino a su rey. Por lealtad a su rey renunció a ser rey, y por no servir a otra bandera rehusó las ofertas de Génova, Venecia, del Emperador y del Papa, que lo querían para mandar sus ejércitos. Fue un guerrero elfo y un general excelente. Fue el Gran Capitán.
Mapa de Reinos Peninsulares Vicente A. Barrios de la Lastra Medidas: 43,5 cm x 32 cm Con el comienzo de la Reconquista se constituyen los distintos reinos cristianos: El reino de Asturias (718), el “reino madre”, que conserva la legitimidad visigoda y que pasa a denominarse … Leer más
Jordi Bru es un excelente fotógrafo que retrata momentos de recreaciones históricas con un estilo único, que las hace parecer tomadas en el momento histórico en el que realmente tuvieron lugar. Su trabajo enamora tanto a los aficionados a la recreación como a aquellos que disfrutan del arte de la fotografía.
En esta ocasión refleja un momento del asedio de Groenlo, que tuvo lugar en 1627. Durante este asedio las tropas de la Monarquía Hispánica fueron puestas a prueba y, aunque la plaza se acabó perdiendo, cayó tras una increíble resistencia.
Como podéis observar la tensión se palpa. Los soldados españoles están expectantes, varios de ellos están impacientes por entrar en combate, otros esperan pacientemente. Las texturas se pueden palpar, el aire, cargado, puede respirarse.
Una obra de arte en la que se detiene el tiempo.
Tamaño, incluido el paspartú 51×33 cm. Otras medidas, consultar latiendadelostercios@gmail.com
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