Descripción
Los Tercios de Flandes en Alemania
Autores: Hugo Álvaro Cañete
Editorial: Ediciones Platea
Notas: Tapa blanda. 410 p. 27 páginas con mapas y croquis de batallas a todo color
ISBN: 9788494288418
19,00 €
Seamos sinceros, (desgraciadamente) la Campaña del Palatinado a duras penas nos suena a los españoles: No fue propiamente una guerra sino que formó parte de otra (la de los G30A), casi nadie sabe por donde cae el Palatinado, ni quien lo gobernaba, ni por qué era importante para la España del momento… con esos mimbres ¿Por qué habríamos de recordarla?
El recurso fácil sería porque allí dejaron la lana muchos españoles por aquello en lo que creían pero, sin dejar de ser verdad, el motivo principal era que en tierras alemanas se estaba dirimiendo el futuro del continente. La religión como punta de lanza pero la preponderancia territorial como telón de fondo estaban sacando a la luz las ansias de los países de imponerse unos a otros (daneses, suecos, bohemios, holandeses, franceses, …) en el territorios alemanes.
En esa tesitura, España y los Países Bajos Españoles, ayudan al Emperador Fernando II (de la rama austríaca de los Habsburgo) para poner orden en el desbarajuste que se había convertido la infinidad de Estados que componían el Sacro Imperio Romano Germánico. De una manera inteligente y asumiendo pocos riesgos, el Imperio Español, inicia una Campaña en el Palatinado que protege la retaguardia del Emperador … y fortalece la posición del Imperio Español en el centro de Europa.
Esta campaña es clave (y por ello debemos conocerla) por que las consecuencias que se derivan de esta Campaña cambiaron el enfoque de la Guerra de los Ochenta años que hacía poco que se había reiniciado… y la G80A, como todos sabemos, … son palabras mayores …
Los Tercios de Flandes en Alemania
Autores: Hugo Álvaro Cañete
Editorial: Ediciones Platea
Notas: Tapa blanda. 410 p. 27 páginas con mapas y croquis de batallas a todo color
ISBN: 9788494288418
Peso | 0,450 kg |
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Dimensiones | 21 × 14,8 cm |
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Durante más de tres siglos, el Ejército y la Armada de España mantuvieron una ardua lucha contra unos enemigos audaces e irreductibles, los moros de Filipinas, concentrados principalmente en las islas de Mindanao y de Joló. Fue una guerra despiadada, durante la cual, hasta sus últimas etapas, ni se concedía ni se recibía cuartel. El escenario fueron mares inclementes y traidores, sembrados de arrecifes coralinos y de bancos de arena, en los que la simple navegación ya era una hazaña, más aún cuando estaban infestados de embarcaciones hostiles, cargadas de tripulaciones dispuestas, en caso preciso, a luchar hasta la muerte. Se combatió también en junglas impenetrables, bajo un sol abrasador, sembradas de trampas y ricas en enfermedades letales, que diezmaban a las tropas con más saña que los krises y las balas. Normalmente, el colofón de los enfrentamientos era el ataque a cottas o fuertes, erizadas de lantacas y de fanáticos defensores, casi invulnerables a la artillería, con el asalto a pecho descubierto como única táctica posible, trepando por escalas o agarrándose a las anfractuosidades, bajo una lluvia de proyectiles, para llegar al ansiado, y a la vez, temido cuerpo a cuerpo. El prestigioso historiador Julio Albi de la Cuesta, autor de clásicos como De Pavía a Rocroi, Banderas olvidadas o ¡Españoles, a Marruecos!, nos presenta la primera historia completa de una guerra secular y encarnizada que solo halló el fin con la invasión estadounidense del archipiélago. Ni españoles ni moros, como dignos enemigos, realmente llegaron a envainar las espadas. Así, inconciliables adversarios llegaron a compartir rival, un broche paradójico, pero, de alguna manera, apropiado para tan larga y empeñada lid.
Reimpresión de la primera edición de 1936. El libro, largo tiempo agotado seguía siendo buscado con afán por los interesados en la figura de Juan de Herrera. En la segunda mitad del siglo XVI, el rey Felipe II decidió emplear los ingresos del estado más rico de la Tierra para crear edificios que constituyeran el valioso legado de los Habsburgo, eligiendo a un joven inexperto, caballero y soldado, como arquitecto principal. La asociación entre el rey y Juan de Herrera duró más de treinta años, y los edificios que produjeron – entre ellos, El Escorial, la Lonja de Sevilla, y la remodelación urbana de Madrid- inculcaron nuevos ideales que nutrirían a la arquitectura española y europea durante los siglos venideros. Este estudio global sobre la obra de Herrera examina las funciones de un gran patrón y arquitecto en la creación de una nueva era en la arquitectura española.
Es excepcional en la Historia Naval del mundo que un gran marino destaque igualmente al mando de buques tan distintos como galeones y galeras, en escenarios tan difíciles como el Mediterráneo y el Atlántico y contra enemigos tan variados como temibles.
No lo es menos que brille igualmente como gran táctico y como gran estratega, como vencedor en batallas puramente navales y en operaciones anfibias, tan eficaz como subordinado y como jefe supremo, aparte de que fuera excelente diplomático y se preocupara del último de sus subordinados, hasta merecer el título de “padre de los soldados” que le dedicó Cervantes. Álvaro de Bazán reunió todas estas virtudes, por eso consideramos que su figura no tiene paralelos en la Historia.
“Brillante recuperación de la memoria de uno de los capitanes más ilustres de la Historia Naval de España y menos conocidos por el gran público.”
Nueva incursión sobre las campañas de los Tercios Españoles en Flandes en el ámbito de las guerras “italianas”. En esta ocasión sobre una batalla, que precedida el año anterior por la más conocida de San Quintín, supuso el enfrentamiento decisivo entre los ejércitos francés y español para la confirmación del establecimiento de la hegemonía española en Europa, hegemonía que se iba a mantener durante el siguiente siglo y medio.
Antonio Sotelo –
Un libro magnífico. Hacía falta en el panorama español la aparición de ensayos de largo recorrido que incidieran tanto en las campañas militares como en el aspecto histórico-político del contexto de la guerra. Los mapas ilustrados con miniaturas son todo un acierto.