Descripción
Título: Especial “Los Tercios (IV) America ss XVI – XVIII”
Despertaferro Ediciones. Historia Moderna
7,95 €
Uno de los elementos que llama más la atención en la expansión del Imperio Español es la rapidez con que se asentó en América el sistema administrativo de la Corona, así como la estabilidad de su dominio sobre unos espacios cuyo control político y militar parecía extremadamente difícil debido a su extensión. Entre finales de la década de 1510 y principios de la de 1560, españoles habían consolidado las grandes líneas de su posición en lo que llamaban Indias Occidentales, que perdurarían sin mayores interrupciones, al menos, hasta el siglo XIX.
Por otra parte, tras la rápida conquista de los imperios amerindios apoyados por las propias tribus amenazadas por éstos, la Corona española tuvo que hacer frente a dos tipos de guerra en el nuevo continente: la primera, la clásica guerra de tipo colonial contra de las tribus indias del interior de América que todavía se resistían ser integrados en la corona; la segunda, una guerra defensiva para poder hacer frente a las incursiones de las otras potencias europeas y a los ataques de los corsarios y piratas a los nuevos centros caribeños y de la costa.
Título: Especial “Los Tercios (IV) America ss XVI – XVIII”
Despertaferro Ediciones. Historia Moderna
Peso | 0,321 kg |
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Dimensiones | 27 × 21 × 0,5 cm |
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Título: Farnesio en Francia
Autor: Despertaferro Ediciones. Historia Moderna
No se entiende la evolución de la Europa de finales del Siglo XVI sin la participación en el plano político, diplomático y militar de Alejandro Farnesio. De la total confianza de Felipe II, retomó lo que Juan de Austria, a su muerte, no pudo completar. Tomó las riendas de la Gobernación de los Países Bajos liderando la recuperación de la autoridad del rey en los territorios que el golpe de estado (ahora se llamaría así) de Guillermo de Orange había triunfado.
La confluencia de esa guerra civil en los Países Bajos con la civil francesa hizo de su persona uno de los personajes claves de la Europa de fin de siglo.
Las fuerzas navales han desempeñado un papel clave lo largo de la historia de España. En la monarquía de los Austrias, con sus territorios dispersos por Europa y por todo el globo, la armada nacida de la conjunción de las antiguas marinas de Castilla y Aragón fue tanto un vehículo de comunicaciones indispensable entre los distintos territorios como elemento central de la política de los Austrias. El primer número especial de esta nueva serie se centrará en la Armada española en el Mediterráneo durante el siglo XVI para exponer los orígenes de la Armada española y sus principales rasgos,tanto en el plano organizativo -desde la logística hasta la financiación -como en lo relativo a la tipología y las características de la nave de guerra por excelencia del periodo, la galera. Se profundizará,asimismo,en las técnicas de navegación,en las prácticas de combate de las grandes flotas de buques a remo y vela,con el ejemplo de la batalla de Preveza, y en los aspectos mas mundanos de la vida a bordo de marineros y soldados. También se tratará el papel de la gente de remo,los galeotes,a través del estudio de la pena de galeras y su duras condenas.La hoja de servicios de un infante de marina, Jerónimo Pasamonte, aportará,a su vez, una visión cercana e individual sobre la trayectoria militar de los soldados de los tercios embarcados en las guerras contra el Turco.
Título: Especial “Los Tercios 1600 – 1660”
Autor: Despertaferro Ediciones. Historia Moderna
Número especial dedicado íntegramente a los Tercios en los años 1600 al 1660. Tácticas y armamento, estrategia de la monarquía, el Sitio de Breda, el destino de un soldado y mucho más…
Título: El Gran Capitán
Autor: Despertaferro Ediciones. Historia Moderna
Con los siguientes artículos
En 1441 Alfonso el Magnánimo, tras una larga lucha contra los partidarios de la dinastía de Anjou, conquistó Nápoles; a partir de ese momento el reino napolitano sufrió una metamorfosis y pasó a convertirse en una de las potencias de la península itálica. Sin embargo, ese tiempo de bonanza duró poco tiempo. El tablero político italiano del Renacimiento era extremadamente cruel y las alianzas prontamente se olvidaban para dar paso al enfrentamiento. A la llegada de don Gonzalo Fernández de Córdoba, además un peligro externo se había cernido sobre toda Italia. Cartografía de Carlos de la Rocha. En la imagen, mapa de la península itálica en 1494.
Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado desde su primera campaña en Italia el Gran Capitán, nació en Montilla en 1453, en el seno de una familia afincada en tierras de La Bética generaciones atrás. Entró a servir en la Casa Real muy joven, pero la mala fortuna le llevó a tener que abandonarla. Sin embargo, las enseñanzas que había aprendido y las nuevas oportunidades que le brindó la Guerra de Granada (1482-1492), además de un parentesco fortuito pero muy provechoso, le permitieron avanzar en la escala social y codearse con los Reyes Católicos y con Boabdil, último rey nazarí. En la imagen, Retrato del Gran Capitán.
Las innovaciones militares que puso en práctica don Gonzalo Fernández de Córdoba durante los primeros compases de las campañas de Italia representaron la última evolución del arte de la guerra durante el siglo XV. A partir de ese momento, tanto sus actores como sus formas y medios cambiaron por completo y para siempre. Gracias al Gran Capitán, el mundo contemplaría el nacimiento de la estrategia y la táctica modernas, en las que los infantes españoles hicieron un uso cada vez más extendido de las armas de fuego. Ilustración de José Luis García Morán. En la imagen, Panoplia de un infante español de principios del siglo XVI.
Cuando el rey Carlos VIII de Francia firmó el tratado de Barcelona con Fernando el Católico, creyó que así tendría garantizada la paz con Aragón. Poco se imaginaba que su intento de apoderarse de Nápoles iba a iniciar el largo conflicto de las guerras de Italia (1494-1559), que dirimirían el devenir de la lucha por la hegemonía europea por más de dos siglos. La primera campaña empezó con una derrota para don Gonzalo, la única de su carrera, pero, gracias a sus habilidades, tesón y conocimientos militares, logró cambiar por completo la dirección de la contienda. Cartografía de Carlos de la Rocha. En la imagen, mapa de la primera campaña de Italia.
La segunda campaña empezó a consecuencia de las dificultades que se dieron en el reparto del Reino de Nápoles entre Luis XII de Francia y Fernando el Católico, que en muy poco tiempo llevaron a la guerra abierta entre ambas potencias. Durante estas operaciones, el Gran Capitán volvió a poner de manifiesto su facilidad para explotar los medios que tenía a mano y, así, obtener la victoria. El maestro de la estrategia concentró gradualmente sus tropas y, cuando consideró que estaba preparado para la batalla, hizo que el ejército francés se situase donde él quería y atacase. Cartografía de Carlos de la Rocha. Ilustración de ªRU-MOR. En la imagen, El desafío de Barletta.
Don Gonzalo Fernández de Córdoba, tras la victoria en Ceriñola, obtenida con un ejército muy inferior en número pero actuando con principios y procedimientos más propios de décadas futuras, llevó a cabo en el Garellano una larga campaña en la que proyectó todo su genio militar. Jugando otra vez magistralmente con los tempos, la concentración de recursos y la maniobra, volvió a sorprender a propios y extraños en su última acción en Italia. Cartografía de Carlos de la Rocha. Ilustración de Ganbat Badamkhand. En la imagen, mapa de la batalla de Garellano.
El enfrentamiento entre el Gran Capitán y Fernando el Católico, propiciado por la liberalidad del primero para con sus soldados, llegó a su punto álgido cuando ambos personajes se encontraron frente a frente en Nápoles a finales de 1506. De los dimes y diretes durante la entrevista nació el mito de las cuentas del Gran Capitán, mediante las cuales el general español ridiculizó la petición regia de hacerle justificar sus gastos militares. Sin embargo, como en toda leyenda, la tradición tiene algo de verdad. En la imagen, El Gran Capitán recorriendo el campo de la batalla de Ceriñola.
Tras la retirada desde Gettysburg, fueron pocos los confederados que atribuyeron la derrota táctica y las elevadas bajas sufridas a las proezas combativas del ejército unionista del Potomac, y muchos oficiales y hombres culparon de lo sucedido a sus altos mandos. Ni el propio Robert E. Lee se libró de las críticas y, aunque hubo acusaciones para cada uno de los jefes de cuerpo –James Longstreet, Richard S. Ewell y Ambrose Powell Hill–, gran parte de las condenas iniciales recayeron sobre el comandante de la caballería, el general James Ewell Brown “JEB” Stuart. De hecho, es muy probable que la censura contra este fuera la más extendida. Cartografía de David Sancho Bello. Ilustración de Don Troiani. En la imagen, JEB Stuart a caballo.
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