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Los Tercios (VI). Desperta Ferro
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Contra el mito de que el sistema militar de la Monarquía de España estaba en retroceso los ejércitos españoles de la segunda mitad del siglo XVII, los famosos Tercios siguieron constituyendo una fuerza temible que logró preservar la integridad del Imperio de los Austrias Españoles. Seguían siendo ejércitos que, lejos de obsoletos e ineficaces, se adaptaban con éxito a las transformaciones organizativas, tácticas y armamentísticas del periodo. Así que siguieron desempeñando un papel relevante en los numerosos conflictos motivados por las ambiciones expansionistas del monarca francés Luis XV (Qué cansosos los franceses…). La Monarquía de España para seguir dotando de las capacidades necesarias a sus soldados abrieron Academias Militares como la de Bruselas donde lograron dotarse de una Producción de armamento autosuficiente y algunas de cuyas unidades en particular, la caballería gozaron de gran consideración entre sus aliados. Unos ejércitos, eso sí, que en el periodo de 1660-1700 se vieron lastrados por la dificultad de enviar soldados al teatro de operaciones principal. Una de las razones principales es que el Camino Español estaba bloqueado para las armas españolas.
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Los Tercios (VI). Desperta Ferro
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La guerra de sucesión española fue un conflicto internacional que duró desde 1701 hasta la firma del Tratado de Utrecht en 1713, que tuvo como causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de España, último representante de la Casa de Habsburgo, y que dejó como principal consecuencia la instauración de la Casa de Borbón en el trono de España. En el interior del país, la guerra de Sucesión evolucionó hasta convertirse en una guerra civil entre borbónicos, cuyo principal apoyo lo encontraron en la Corona de Castilla, y austracistas, mayoritarios en la Corona de Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714 con la capitulación de Barcelona y 1715 con la capitulación de Mallorca ante las fuerzas del rey Felipe V de España
En 1578 murió en combate en Marruecos, sin descendencia, el joven rey Sebastián de Portugal. Con él pereció buena parte de la nobleza lusa. Portugal y su imperio, gobernados por el anciano cardenal don Enrique, tío de Sebastián, se convirtieron de inmediato en el objetivo del monarca más poderoso de Europa, Felipe II, que ostentaba derechos a la corona portuguesa a través de su madre, Isabel de Portugal. El curso favorable de la Guerra de Flandes y la tregua alcanzada con el Imperio otomano permitieron al Austria movilizar amplios recursos militares, tanto terrestres como navales, con vistas a someter el reino luso si no lograba hacerse reconocer como su soberano por medios diplomáticos. Ante la toma del poder por el prior Antonio de Crato, su único rival lo bastante ambicioso como para osar plantarle cara, Felipe II ordenó la invasión de Portugal, que sus mejores comandantes, el duque de Alba y Álvaro de Bazán, ejecutaron con una eficacia fulminante. Pero el prior escapó y, con apoyo francés e inglés, prolongó su resistencia en las Azores, lo que dio origen a dos campañas navales que marcaron un hizo en la historia naval, con la primera batalla oceánica entre veleros artillados y el primer desembarco anfibio a gran escala a miles de kilómetros de la base más cercana. De todo ello da cuenta el presente número de Desperta Ferro Historia Moderna, que desentraña las razones, el curso y la trascendencia del episodio que marcó el cénit del poder de la Monarquía Hispánica en el orbe: la anexión de Portugal y sus vastos dominios a la corona de Felipe II.
La batalla de Pavía es el símbolo del fin de un forma de hacer la guerra y también de una época. La mañana del 24 de febrero de 1525, en el extenso parque ubicado al norte de la ciudad –antiguo coto de caza de los duques de Milán–, la caballería pesada francesa, la mejor fuerza militar de Europa, fue masacrada en pocos minutos por infantes españoles equipados con arcabuces. El arma de fuego, que tres años atrás, en Bicoca, ya había sentenciado a las pesadas falanges suizas, demostraba de nuevo su primacía. Se inauguraba el reinado de lo que, pocos años más tarde, sería bautizado como Tercio. En paralelo, el apresamiento en el campo de batalla de Francisco I de Francia marcó un nuevo hito en el duelo que libraba éste con el Carlos I de España.
Si bien la batalla Pavía no supuso el fin de la Guerra de los 4 reyes (Francisco I y Carlos I, primero, y Enrique II y Felipe II, después), sí que dejó el Ducado de Milán bajo la corona española de forma definitiva. La Monarquía de España añadía la otra joya, junto con los Países Bajos, a su corona. Su dos territorios más preciados.
La era de las exploraciones y descubrimientos es uno de los momentos clave en la historia de la humanidad.Los viajes que emprendieron por mar desde el siglo XV los navegantes de Castilla y Portugal no sólo transformaron radicalmente el conocimiento que los europeos poseían del mundo,sino que,precisamente por ello,marcaron el inicio de la primera globalización con la interconexión de los continentes y,por ende,el inicio de la Edad Moderna.Se trata de una empresa que ha fascinado desde sus propios orígenes,cuando un puñado de marinos se lanzaban a surcar la inmensidad de los oceános en pequeñas naves de madera.
La precariedad y la incertidumbre eran constantes en singladuras que los alejaban durante años de sus hogares y del mundo conocido,y de las que pocos regresaron.Estos marinos han sido comparados con los actuales astronautas.Con ocasión del quinto centenario de uno de aquellos hitos,el inicio de la primera circunnavegación del globo,Desperta Ferro presenta este volumen,segundo de los dedicados a la Armada española,que profundiza en los entresijos y las múltiples facetas de la empresa descubridora.
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