Descripción
Réplica para decoración de pistola de chispa. Siglo XVI-XVII
longitud aprox. 36 cm
peso: 0.65 kg
30,00 €
La pistola de chispa se inventó en 1550. Un trozo afilado de pedernal, firmemente sujeto entre las mandíbulas de metal, golpea un trozo de acero endurecido y lanza una chispa que enciende la pólvora. Aunque el mecanismo de bloqueo de chispa de esta pistola está totalmente articulado, el arma no es funcional y es un elemento puramente decorativo. De ahí la diferencia del precio con las que siendo de recreación y por lo tanto también de decoración pueden convertirse en armas funcionales.
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Réplica para decoración de pistola de chispa. Siglo XVI-XVII
longitud aprox. 36 cm
peso: 0.65 kg
Peso | 0,70 kg |
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Dimensiones | 36 cm |
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En 1609 varias personas son acusadas de brujería en la aldea navarra de Zugarramurdi. Lo que parecía un episodio puntual, sin importancia, va adquiriendo una virulencia inusitada. En estas circunstancias el inquisidor general Bernardo de Sandoval envía a Alonso de Salazar y Frías a Logroño, sede del Santo Oficio.
No se trata tan solo de hechicerías, mal de ojo, vuelos nocturnos o tratos carnales con Lucifer: los hay que confiesan atroces asesinatos y la utilización sistemática de niños como acólitos del Gran Cabrón. Pero ¿por qué esta epidemia ahora con epicentro en una aldea cerca de la frontera francesa? ¿Es la brujería un espejo que refleja conflictos e intereses variados, muchos de los cuales no tienen nada que ver con el diablo?
En Las brujas y el inquisidor, Elvira Roca desvela la figura histórica de Alonso de Salazar, tan olvidada como relevante, y nos conduce a un viaje apasionante por los entresijos de la brujería en el siglo XVII, cuando las guerras de religión, los conflictos políticos y otras circunstancias provocaron una masiva caza de brujas en Europa. En el caso de Zugarramurdi, además, no hay que olvidar la rivalidad entre Francia y España por el control de Navarra. A todo esto se enfrentará el inquisidor Alonso de Salazar con la más poderosa de las armas humanas: la razón.
Buena historia, buen ritmo, buena pluma…
Qué vida la de Gonzalo Guerrero. Desde su Huelva natal, la conquista de Granada y sobre todo la Guerra de Nápoles con el Gran Capitán (que también aparecen con detalle), lo forjaron como soldado formando parte de aquellas unidades que, poco más adelante, se convertirían en los Tercios. De ahí a las Indias, donde el plan era otro, pero un naufragio dió al traste con todas las ideas que pudiera tener. Le pasan tantas cosas y el autor maneja tan bien las idas y venidas temporales que es difícil no continuar la lectura. Las batallas y escaramuzas, eso sí, tiene un lugar importante dentro de la novela, pero sin abusar. Lo justo y necesario.
Náufrago, esclavo de los mayas y observador de sus costumbres, acaba por integrarse convirtiéndose así, sin quererlo, en padre del mestizaje (título a compartir entre unos muchos que abrieron la ruta a una nueva era). Defendiendo, con todo lo aprendido en Europa en siglos de guerra, a aquellos que ahora le habían acogido de quien les quisieran mal. Mexicas y españoles incluidos. ¿Traidor? La historia, y menos la desprendida de la novela histórica, no se juzga… se disfruta leyendo y si puede se puede aprender, mejor. Ambas cosas se consiguen con “Caminarás con el sol”.
Recomendado para…
Todos y todas. Ellos y ellas. Sí, claramente. La llegada de los españoles al nuevo continente cambió muchas cosas. Es una buena manera de ponerse en el lugar de los que ya estaban allí. De buen seguro que “Caminando con lobos” tomó de la idea de nuestro protagonista. Fijo.
Sí, también para adolescentes. Sin fechas, sin datos que memorizar solo disfrutar de la lectura… y aprender, sin esfuerzo, sobre hechos protagonizado por españoles en una época en la que se escribía cada día la Historia del mundo.
Y claro también para regalo. Si para quien vaya destinado gusta de las novelas de aventuras enlazada con historia
El Veedor
En el año 1500, un hidalgo extremeño llega a las costas de América. Es un aventurero, como tantos otros, que se enriquece para arruinarse pronto, viaja como polizón a Tierra Firme (istmo de Panamá), lucha, conspira y destruye para levantar nuevas ciudades. Se gana el título de gobernador de Veragua y, un día, este Vasco Núñez de Balboa escucha una fabulosa historia de boca de un cacique indígena: la historia del “otro mar”.
Según las palabras del indio kuna, “al sur de las montañas de la selva del Darién existía un inmenso océano, desconocido para el hombre blanco y a cuyas orillas habitaban poderosas tribus ricas en oro y metales preciosos”. Quién sabe si fue la ambición, la avaricia o la locura lo que empujó a aquellos hombres a adentrarse en aquella provincia inhóspita. Quién sabe qué vivió realmente Vasco Núñez de Balboa aquellos días de incertidumbre y penuria.
La historia de lo que pudo haber sido es la que ha recreado Alfonso Zapico en cómic –Premio Nacional 2012 de este medio con Dublinés–, tras documentarse el propio autor asturiano in situ, después de atravesar el Atlántico para recorrer una zona selvática en Panamá en la expedición montada por la Fundación Mare Australe, la misma ruta que siguieron Núñez de Balboa y sus hombres en 1513. Zapico hizo una suerte de Camino de Santiago húmedo en condiciones muy exigentes a lo largo de 110 kilómetros por los parajes del parque natural de Darién, siguiendo los pasos de Vasco Núñez de Balboa hasta dar con ese “otro mar”, el océano Pacífico.
Durante la noche de Pascua de 1578, don Juan de Escobedo, secretario y mano derecha de Don Juan de Austria, es asesinado a estocadas en una oscura calle de Madrid. La noticia del crimen corre como la pólvora y agita la capital. La Corte del rey Felipe II se convierte en un trasiego de sospechas, acusaciones, alianzas y traiciones.
A raíz de este suceso, uno de los más escandalosos de su época, los antiguos soldados Martín de la Vega y Afonso Duarte “El portugués” vuelven a cruzar sus caminos para meterse en la boca del lobo: una peligrosa conjura que amenaza hasta al propio rey. Crímenes en la oscuridad, intrigas palaciegas, aventuras en los bajos fondos, duelos a estocadas en estrechos callejones, amor, ambición y venganza… Serán los ingredientes de esta tercera entrega de la saga «El Siglo de Acero», que además cuenta con una minuciosa reconstrucción del Madrid de la época, apasionante escenario que esconde secretos de rufianes y buscavidas, cortesanos y espadachines.
Héctor J. Castro. Ferrol, 1987. Estudió humanidades en Concepción Arenal y ahora imparte clases Lengua Inglesa. Amante de la Historia y la Literatura, se dedica también desde hace años al modelismo de figuras y dioramas bélicos, con lo que ha ganado varios premios y expuesto en el museo del ejército. Con El Siglo de Acero quiso rendir homenaje a lo que para él es su época favorita: la época imperial de la Monarquía Hispánica del siglo XVI.
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