Descripción
Páginas: 320 + 16 ilustraciones
ISBN: 9788491642169
Formato:16×24 Cartoné
Colección: Historia
21,90 €
Páginas: 320 + 16 ilustraciones
ISBN: 9788491642169
Formato:16×24 Cartoné
Colección: Historia
Estado | Nuevo, 2ª Mano |
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En la historia militar de Europa no hay una hazaña logística comparable a la del Camino Español. Durante los más de ochenta años que duró la Guerra Civil de Flandes, desde 1566 a 1648, España mantuvo abierto el largo corredor que unía sus posesiones en el norte de Italia con los Países Bajos, para permitir que sus invencibles tercios llegaran al campo de batalla. Una ruta erizada de obstáculos geográficos y enemigos poderosos, que atravesaba los Alpes, grandes ríos, bosques y desfiladeros. Por eso aún se utiliza la expresión “poner una pica en Flandes” como equivalente de una dificultad rayana en lo imposible.
Fernando Martínez Laínez, coautor del exitoso volumen Tercios de España, ha vuelto a recorrer el Camino Español para reconstruir paso a paso, con óptica de ensayista histórico y escritor viajero, un itinerario que atraviesa Europa desde la soleada costa mediterránea hasta las brumas nórdicas. El mismo que hicieran los tercios. Un relato magistral que resucita la epopeya de la gran marcha de miles de soldados que, fieles a sus banderas, sortearon mil peligros hasta alcanzar el escenario bélico del que muchos, caídos para siempre, no regresaron.
La Conjuración de los Venecianos o la Conjura de Bedmar es el hilo argumental de esta novela. Vaya por delante que independientemente de la verdad, este hecho fue objeto de gran tratamiento propagandístico y literario, incluyéndose entre los temas de la llamada leyenda negra española. Un episodio que en España apenas se conoce, pero que en la Venecia actual está muy presente y no hay ningún pudor en sacarlo a relucir a cualquier turista que se acerque (y van muchos-muchos), echando la culpa a los españoles del complot lógicamente.
Poco importa que las investigaciones sobre el asunto apunten en otras direcciones más locales. Es por eso que incluimos esta novela en esta sección, que a la postre toma los argumentarios venecianos. A la trama no le falta de nada porque también aparece el gran Quevedo aún cuando hay muchas dudas sobre su participación. Así pues “Soportal del los malos pensamientos”:
“Soportal de los malos pensamientos nos asoma al fracasado intento español, donde Don Francisco de Quevedo ejercía de ‘maestro de espías’ del duque de Osuna, virrey de Nápoles, de hacerse, mediante un audaz golpe de mano, con el control de la República de Venecia. Mientras los esbirros de Meser Grandes, jefe de la policía secreta de la Serenísima, dirigen y alientan la caza de los españoles y sus aliados por toda la ciudad, Alvaro de Roa lucha por ponerse a salvo y Quevedo retrasa su huida para intentar lo único que ya le es posible: la venganza”
Hay una historia sobre una nave y su valiente tripulación, que lograron lo imposible. Una historia con muchos hechos increíbles, llena de relatos de caballeros de mar y guerra. La historia de una nave construida en Cuba que llevó un tesoro a Galicia y que cayó después de múltiples enfrentamientos, derrotada por falta de munición y pólvora, frente a las costas de Portugal. Una nave que enfrentó sus setenta cañones contra más de quinientos, que se batió varias veces hasta contra tres oponentes, que derrotó a casi todos ellos y llegó a cumplir su misión, la de poner a salvo un tesoro de un valor incalculable en oro y plata. Esta es la fascinante aventura del Glorioso, un capítulo de armas único en la historia naval de la humanidad, que los británicos enterraron con embustes en los libros, falseando las cifras para «vestir» la bochornosa victoria pírrica de sus naves contra la española. La historia del Glorioso está plagada de elementos fascinantes: los últimos combates entre caballeros de la mar, decenas de barcos enfrentándose a un solitario enemigo, un gigantesco tesoro, valor, coraje, espías, honor ¿Acaso se le puede pedir más a una aventura?
A principios del siglo XVIII, los componentes de la caballería ligera española que se situaban en los límites de los territorios conquistados en América eran conocidos como dragones de cuera. Su misión consistía en proteger las nuevas fronteras de los ataques permanentes de las tribus indias que habían sido desplazadas y veían con sumo recelo la llegada de los españoles. Esta es la historia de un joven soldado que, de niño tras perder a sus padres, fue educado en el rastreo por los indios pueblo y en el combate por un prestigioso dragón de cuera. Por tanto, era buen conocedor de las costumbres y técnicas de lucha de ambas razas. Algo que muy pocos poseían.
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