Descripción
Taza Camino Español
Materia : Cerámica
Medidas Pieza : Diam 8 x 9,5 cm
Medidas Embalaje : 45 x 25 x 43 cm
Peso : 362 gr
Presentación: Caja de Cartón
Puede meterse tanto en el microondas como en el lavavajillas.
12,90 €
Ya tienes disponible esta taza de “Camino Español” para empezar bien el día y recordarte que para mantener el Imperio que es tu casa todos los días cuentan y ninguno sobra.
Esta taza es de cerámica y tiene 300 ml de capacidad. Está marcada con tecnología de vitrificado con el logo Camino Español que contiene la inconfundible Cruz de Borgoña.
Hay existencias
Taza Camino Español
Materia : Cerámica
Medidas Pieza : Diam 8 x 9,5 cm
Medidas Embalaje : 45 x 25 x 43 cm
Peso : 362 gr
Presentación: Caja de Cartón
Puede meterse tanto en el microondas como en el lavavajillas.
Peso | 0,300 kg |
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Al amanecer del 7 de diciembre de 1585, un grupo de españoles del Tercio Viejo resistía a duras penas en un monte de Flandes durante la Guerra de los Ochenta Años. A su alrededor todo era agua, frío y desánimo, por lo que muchos miraron al Cielo en busca de respuestas. Entonces, casi por arte de magia, un soldado descubrió una tabla pintada en la que se representaba a laVirgen. A partir de entonces, su suerte cambió por completo, dando lugar a uno de los episodios más increíbles de la Historia de España: El milagro de Empel.
En el siglo XVI, la monarquía hispánica llevó a cabo la expansión territorial, militar y administrativa más rápida y descomunal de las presenciadas por la historia hasta entonces. Este proceso no pudo haber tenido lugar sin el respaldo de un paralelo desarrollo científico y tecnológico. Se puede decir que la ciencia y la tecnología no sólo seguían a las águilas del imperio, sino que también hacían posible su vuelo. Juanelo Turriano, Pedro Juan de Lastanosa, Juan de Herrera y Jerónimo de Ayanz estaban provistos de una mentalidad científica nueva, derivada tanto de la teoría como de la experiencia y vinculada al servicio del estado. Pero la monarquía no fue capaz de asumir la empresa de modernización científica y tecnológica necesaria. El ansia reformista se irá diluyendo durante el siglo siguiente hasta convertirse en queja y pesimismo, contentándose el sentimiento de orgullo hispano con recrear alegóricamente las glorias del pasado.
Los ingleses han vendido la derrota de la Gran Armada en el Canal de la Mancha como un gran éxito. En realidad fue una victoria británica en el contexto de una guerra que duró 16 años y ganó España dejando a Inglaterra fuera del escenario internacional durante más de veinte años.
Un año después, en 1589, los españoles infligieron a sus rivales en La Coruña y Lisboa una derrota aún mayor que la padecida por la Gran Armada: 190 barcos tenía la suya en 1589 por 130 la nuestra en 1588. La Contra-Armada inglesa volvió a casa con 102 (igual que la nuestra)
En ese contexto sitúa el autor las aventuras de Santiago Guriezo, personaje ficticio rodeado de personajes históricos, sobre todo Alonso de Leyva, el segundo de la Gran Armada.
Una apasionante y entretenidísima trama da a conocer, perfectamente documentada, la verdadera historia de aquellos años de batallas.
La figura de Bernardo de Gálvez sirve muy bien para analizar el trato que suelen recibir en España sus hombres más ilustres. Se ha pasado de ignorar todos los aspectos de su vida a convertirlo en un héroe del Olimpo, capaz de los trabajos de Hércules. La memoria colectiva tiende a recordarlo en esas circunstancias de modo extremo, sin grandes matices. No debe ser así.
Gálvez adquiere su justa talla cuando se estudia su vida con absoluta objetividad y eso es lo que se hace en esta ocasión: desde sus inicios en Nueva España, hasta su regreso al virreinato donde fallecería a los 40 años sin olvidar su paso por Norteamérica y el apoyo incondicional que, desde su puesto de Gobernador de la Luisiana, dio a la independencia de los Estados Unidos. Muchos de los sucesos que aparecen en este libro no gustarán a sus seguidores más por! ados. Es más, pensarán que no son ciertos o son fruto de una trasnochada y velada crítica a esa España imperial que intentaba a duras penas resurgir de sus cenizas. No es cierto. Tras la lectura de sus hazañas debemos situar a Bernardo de Gálvez y a su familia en el lugar correcto, y dejar claro lo que fue: un notable militar y político que dedicó su vida a defender los intereses de su patria, España a la que sirvió siempre de la mejor forma posible, pero sin poder separar sus actos de su época y de su tiempo. Nada más y nada menos.
Una centuria en la que el Pacífico, a pesar de los múltiples enemigos que tenía España se convirtió en un lago de su propiedad, sin que esa situación la alterara lo más mínimo cualquier incursión de los corsarios ingleses.
Lo que el lector tiene entre manos va desde el plan español para invadir China a los conflictos en Borneo, Brunei, Camboya, Japón y las islas Filipinas. Un libro de navegantes, exploradores, misioneros y guerreros.
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